La importancia del canto en el crecimiento humano
Por la Mtra. Mayra Mendoza
El canto, como actividad humana primigenia, ha acompañado el desarrollo de la humanidad a lo largo de toda su existencia. Su florecimiento y desarrollo es reflejo del estado de cada sociedad en cada época y lugar. Dentro de la educación ha sido valorado en muy alta estima, casi siempre. Sólo en los últimos tiempos parece que cada vez más va perdiendo importancia.
La Pedagogía Waldorf, creada por Rudolf Steiner, es una de las corrientes educativas que mayores esfuerzos hace por darle al canto el lugar primordial que merece para colaborar con el sano crecimiento del ser humano. El canto es un elemento muy presente en las clases dentro de las escuelas de este tipo, no sólo como clase de música, sino como parte indispensable de las clases impartidas por los demás maestros. Estudios neurológicos y fisiológicos han mostrado que el canto permite el fortalecimiento de ciertas conexiones neuronales que de otra manera, sin la emisión de ciertas frecuencias vocales, no se consolidan o incluso no se realizan.
El hecho de que ciertas conexiones no se hayan realizado, no parece ser tan dramático, porque no se nota a simple vista, por decirlo de algún modo, y esto es porque el organismo va haciendo compensaciones, pero son sólo eso, compensaciones. Un niño que canta, que viene de un hogar y de un ambiente en donde se canta cotidianamente y que llega a una escuela en donde sigue cantando, tendrá ventajas respecto al que carece de esto. Y luego, si el niño participa en un trabajo coral, tendrá la oportunidad de aumentar la seguridad en sí mismo, por las ventajas que otorga el trabajo en equipo, las cuales están intensamente relacionadas con el desarrollo de habilidades sociales, tan escasas hoy en día en una gran parte de la población.
Con esto en mente, quiero contarles una hermosa experiencia que inició en 1994 y que continúa hasta la fecha en León, Guanajuato: el anhelo de crear un coro infantil, pues no había ninguno en ese tiempo en dicha ciudad, pronto se transformó en un proyecto al que se llamó León Canta. Nos dimos cuenta que era necesario crear primero una “infraestructura vocal”, pues los niños no estaban acostumbrados a cantar, en términos generales, no tenían desarrollada su capacidad vocal, así que invitamos a los directores y profesores de escuelas primarias públicas que quisieran capacitarse para cantar durante diez minutos todos los días con sus alumnos antes de iniciar la jornada escolar. La respuesta fue muy entusiasta y en pocos meses había al rededor de 70 docentes que cantaban cotidianamente con cerca de 850 alumnos de primaria. Los resultados no tardaron en hacerse patentes: los niños que cantaban diariamente con sus maestros estaban más tranquilos, cada vez con mejores resultados académicos y las familias reportaban que la conducta de los niños en casa era mejor, dormían mejor y estaban de buen humor. Siempre, desde el principio sólo se hacía presente un obstáculo, que hasta la fecha sigue siendo el reto a vencer: la incredulidad de algunos padres y docentes quienes tienen el concepto de que la música y el arte en general no tienen valor y “son sólo para perder el tiempo”, se asocia con fiesta y desorden o son actividades de adorno que visten los eventos públicos nada más.
Esta experiencia en León, Guanajuato, está mostrando también que en tiempos complicados, como el del confinamiento que estamos viviendo por la emergencia sanitaria, da a los niños y jóvenes y por ende a sus familias, una fortaleza y una actividad revitalizante.
Tenemos que aprovechar como seres humanos todos los recursos con los que hemos nacido. Y en el caso de la voz, se trata de una verdadera mina de oro que muchas veces miramos con indiferencia.
Es importante tener en cuenta que es de primordial responsabilidad NO HACER BURLAS NI BROMAS EN RELACIÓN A LA VOZ DE NINGUNA PERSONA, pues siempre causa heridas muy profundas aunque la persona agredida no lo exprese o no lo quiera tomar en cuenta. Es una de las agresiones más comunes y más dañinas que puede haber y que enturbia la vida de cualquiera. Es una lástima que no se hable nunca sobre este tema y que se le vea como algo “chistoso” y en realidad hace un gran obstáculo para que muchas personas nos animemos a cantar, es un poco como taparle la nariz a alguien para que no respire, aunque parezca muy exagerado.
No quiero terminar este artículo sin invitarles efusivamente a que canten ante cualquier circunstancia, y si tienen la oportunidad de cantar con alguien más ¡mejor! Canten bajo la regadera, al hacer alguna actividad repetitiva, al cambiar los pañales o bañar a un bebé, junto a una grabación o para llamar a comer. Ahora en casa podríamos dedicar un rato para cantar todos antes y/o después de los alimentos, y hacer un recuento de qué canciones conocemos en la familia.
El canto es como el atletismo, uno no está en forma si no se ejercita con frecuencia. Con la práctica, es muy hermoso notar como cada vez nuestro canto va siendo más fácil, mejor y como va dejando su fruto en la paz que deja en el alma, al igual que una bella flor… que va mostrando su belleza.
Mtra. Mayra Mendoza Reyes
Lic. Educación Musical. Asesora musical Waldorf.
Dir. Musical y pedagógica de coros.
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