Cuando un padre enferma
Por la Dra. Xochitl Meneses
“El hombre de nuestra era se ha hecho plena e íntegramente problemático, ya no sabe lo que es, pero sabe que no lo sabe” -Max Scheler
La Bioética es una disciplina que emerge de la Filosofía en su quehacer ético; es decir, se ocupa de la moral y de las conductas humanas, en favor de lo que es un Bien actuar del hombre para con los demás y la vida que le rodea.
La Bioética es relativamente nueva, y se caracteriza porque interactúa compartiendo conocimientos con diversas disciplinas, como las ciencias que tienen que ver con la vida, en sus diferentes manifestaciones, y las de Humanidades que parten del conocimiento del hombre y de la manera en que éste se relaciona con él mismo, con los otros y con su medio ambiente.
La Bioética, como la refiere quien fuera uno de sus principales impulsores, el Dr. Potter, es un puente de comunicación entre las ciencias y las humanidades.
La necesidad de vincular ambos conocimientos surgió a partir de observar que la separación de estos dos, traía como consecuencia trágicas transgresiones contra la vida, tanto la humana como hacia la de nuestro ecosistema.
Un ejemplo representativo de tales daños, fueron los experimentos en humanos realizados durante el holocausto de la invasión nazi. Sin embargo, también en otros países como en los Estados Unidos, el entusiasmo por el desarrollo de la ciencia, terminó en agravios irreversibles a la salud en grupos de personas en situación vulnerable.
Lo anterior, trajo un gran avance científico y tecnológico a nuestra época actual, pero pagando un alto precio: vidas humanas.
La investigación es un tema que fascina a cualquiera, porque implica descubrir y aportar cambios a la humanidad y al planeta en el que habitamos. Sin embargo, el entusiasmo por la misma puede cegarnos, sin darnos cuenta que ésta también debe tener límites, y es nuestro deber saber cuáles son y que consecuencias puede traernos si no los respetamos. Esta es una tarea que compete a la Bioética.
El ser humano en su afán de aprehender conocimiento, con la finalidad de hacer la vida más fácil, cómoda y manipulable, lo que busca en sí, es el poder tener el control sobre la misma. Y es que hay tantas cosas en las que la vida nos muestra lo frágiles y vulnerables que somos ante sus constantes cambios, que surge la necesidad de demostrar que si descubrimos sus misterios, entonces nosotros seremos quienes la controlemos a ella.
Esta forma de pensamiento ha creado una ideología del “súper-hombre” que pueda dominar todos los procesos naturales, tanto los pertenecientes a la biología del planeta, como de la de la humanidad, valiéndose de las tecnologías aplicadas a la vida, es decir biotecnologías; trayendo grandes progresos, pero al mismo tiempo, graves consecuencias, que pueden ser difíciles de frenar o remediar.
El transhumanismo, es una corriente de pensamiento que aboga por lo anterior, científicos y pensadores en búsqueda de este súper-hombre. Es la nueva era de la humanidad.
Irónicamente, el conocimiento del hombre sobre su vida ha quedado disparejo, resultando en un notable avance de las biotecnologías contra un notable estancamiento del conocimiento de lo humano del hombre.
La necesidad, de la Bioética, en nuestros días, es imperante. Supone emparejar estos conocimientos para evitar las transgresiones del pasado.
Sin las cualidades que caracterizan al ser humano, se perdería el sentido de la humanidad.
Entonces, debemos unificar los conocimientos de las disciplinas humanas para aprehender más sobre nosotros mismos. Al conocernos mejor, podremos resaltar nuestro propio valor, es decir nuestra Dig- nidad, con la Libertad que la misma supone y así, hacerla respetar, tanto de manera individual como por la de cualquier otro ser humano.
Refiriendo al Dr. Frankl, creador de la Logoterapia, en cuanto a las cualidades de toda persona humana, somos seres únicos, irrepetibles, insustituibles e irremplazables. Siempre nuevos y por tanto no terminados en propósitos. Esto aplica aunque tengamos un gemelo idéntico (clon natural); estas cualidades es lo que nos hace seres valiosos de sí, y por tanto, lo que nos impulsa para encontrar sentido a nuestras vidas.
Siempre buscando un propósito “para” existir, pudiendo hacerlo solo al encuentro con el otro o con la naturaleza. “Un Yo, para un Tú, en dinamismo”, en palabras de Buber. Aquél en donde podemos reflejarnos y co-alimentarnos.
Debido a la complejidad de nuestra naturaleza, la salud no solo se limita a la carencia de enfermedad, no se limita al puro bienestar. La salud es un gerundio, un constante quehacer con aquello que nos está pasando.
Es decir, puede haber personas física, psicológicamente o socialmente limitadas, con alguna enfermedad, pero que han sabido vivir con lo que verdaderamente tienen y eso ya los hace “plenamente” sanos. Sin embargo, hay personas que no teniendo limitaciones físicas, psicológicas o sociales, no han sabido vivir sus vidas, haciendo de ellas, vidas sin propósito y sin sentido.
El Dr. Frankl, hacía una diferencia entre vivir con éxito, es decir, una vida centrada en el “tener”, objetivo de nuestra época actual, y vivir en plenitud, la plenitud tiene que ver con el estado de gozo, de una vida con sentido aunque se carezca incluso de cualquier bienestar. Es aquel sufrimiento que si se le encuentra un propósito, puede brindar esperanza y sentido a la vida de la persona, y de quienes le rodean.
Entonces, ¿qué es lo que pone en crisis nuestra salud? Es la no aceptación de que somos seres frágiles y vulnerables ante la vida cambiante, es conocer mucho de ciencia y tecnología y carecer del conocimiento de lo que somos. Es por tanto, la limitación de nuestro propio valor como personas, la falta de confianza en la vida y en nuestros propios potenciales.
En un estado así, ¿cómo no querer tener el control de todo? ¿Cómo tener seguridad si el control no está en manos de la ciencia y la tecnología? ¿Cómo confiar en el otro si no confío en mis propios recursos?
Esta manera de pensar y por tanto de actuar, ha traído como consecuencia una deshumanización en estos tiempos de pandemia, en donde se hacen prejuicios y, a partir de los mismos, se condena. En donde se ha perdido la objetividad de la situación a causa del miedo y, valiéndose de éste, se ha hecho momento de oportunismos políticos, económicos, tecnológicos (por ejemplo, la instalación de las antenas 5G) y sociales, transgrediendo los derechos humanos, incluyendo la misma democracia.
La Bioética tiene mucho que hacer al respecto sobre estas conductas que no pueden continuar así. Pero quienes tenemos más tarea que hacer somos nosotros mismos, reflexionar acerca de lo que pasa en el mundo y lo que nos pasa a nosotros, buscar en donde están nuestras debilidades y donde nuestras propias fortalezas.
Al iniciar esta tarea, será un buen comienzo para que nuestra especie se llene de una verdadera humanidad, que es lo que podrá salvar no solo nuestra vida, sino también a nuestro mundo.
Reciban abrazos llenos de luz y esperanza.
Dra. Xochitl Meneses
Médica paliativista y logoterapeuta IMCUPAL CreeSiendo Juntos
IMAGEN: Diseñada por Freepik
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