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"El Beny": voluntad implacable

Participación en la convocatoria "Yo como escritor"

Le decían “el Beny” y a sus 17 años, como muchos a esa edad, creía que a él no le pasaba nada, que cualquier cosa que se le presentara él lo podía resolver y, acá entre nos, parecía tener razón.

A esa edad no tomaba parecer a sus papás para hacer o deshacer: no les enseñaba sus calificaciones y no pedía permisos; aunque eso, obvio, traía consecuencias, pues sus papás tenían que llamarle la atención. En la escuela era igual, si no quería, no entraba y cosas así; que por supuesto, repercutían en sus calificaciones. Le encantaba la parranda al muchacho… lo hacía demasiado para su edad, creo.

Un buen día de octubre, se fue al prestigiado “Festival Cervantino”, no para asistir a algún evento cultural, ya que el único plan era divertirse. Como siempre, parecía que todo iba conforme a lo planeado, aunque en realidad, ya ha confesado que lejos de divertirse, esa noche fue muy poco animada para él, le hizo falta mucha adrenalina.

De regreso, ya en la madrugada, se durmió esperando despertar llegando a su destino. Lo que él no sabía, es que no despertaría en su casa, sino en un hospital.

Sí, en el trayecto tuvo un accidente: el coche en el que iba con sus compañeros, volcó. ¡Qué suerte la “del Beny”! Él fue el más afectado, y esta vez, ni él ni nadie podía resolver la situación.

En el accidente quedó prensado entre los fierros del coche, eso le provocó una lesión medular a nivel cervical, es decir, en el cuello. Eso, lo que trajo como consecuencia, es que de los hombros hacia abajo no siente ni puede mover nada, pues la médula es el canal por el que pasan las instrucciones del cerebro a todo el cuerpo. Él no lo sabía y, seguramente, muchos de ustedes tampoco. Además, no tiene la misma capacidad pulmonar (por eso habla muy quedito y parece agitarse) y tampoco controla sus esfínteres. Definitivamente, no es sencillo vivir así, pero vive; contrario a lo que dijeron los médicos después de operarlo tras su accidente.

Le dijeron a sus papás que no viviría, y que si acaso lo lograba, sería atado a un ventilador porque jamás podría respirar por él solo. Y parecía que así sería, le hicieron traqueotomía, estaba conectado a un buen de aparatos y tenía un montón de sondas, hasta para alimentarlo.

Bueno… hasta llegó a ver la famosa luz al final del túnel, según cuenta. Un paro cardio-respiratorio, dice su expediente.

Pero ya sabemos que “al Beny” se le da llevar la contraria, incluso a esos médicos. Y después de mes y medio, regresó a su casa… y sin ventilador.

Estos 23 años han sido muy difíciles para él: ha tenido que lidiar con la falta de cultura hacia las personas con discapacidad (PcD) que aún existe y todas las barreras arquitectónicas que complican más las cosas, muchas enfermedades, e internamientos en hospitales. En una ocasión tuvo que ingresar a terapia intensiva y ser intubado; otra vez parecía que no lo lograría, pero volvió a necear y salió avante nuevamente.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, “el Beny” no se ha detenido. Terminó la preparatoria, hizo la Licenciatura en Derecho, después de un tiempo retomó las fiestas con sus amigos y disfruta mucho más de su familia que, hablando de ella, ha sido su gran pilar, en particular sus papás con quienes vive y han sido, y son, su apoyo en todo.

Hace unos años le dio por entrar a FHADI, una Fundación que le ha permitido crecer mucho en algo que tenía olvidado: la parte espiritual y emocional, las cuales, ya había trabajado un poco antes con una psicóloga.

Hoy en día, “el Beny” se sigue preparando porque dice que quiere ayudar a las PcD, por eso, toma todos los cursos, talleres o diplomados que puede, relacionados con las leyes pero también con el Desarrollo Humano.

Esperemos que pronto escuchemos, leamos o veamos “al Beny” poniendo su granito de arena en pro de su comunidad, las PcD, y nos demuestre que es cierto eso de que a él no se le complican las cosas y que todo lo que se le presenta, él lo puede resolver.

No me gustaría que tú tuvieras que pasar algo tan difícil para demostrar tu actitud “de salir adelante”, como me pasó a mí. Sí, yo soy “el Beny”, aunque mi nombre real es Cristian.

A todos se nos presentan retos a diario que podrían parecer muy complicados de superar, pero sólo es cuestión de actitud. Y, piénsalo, sólo tienes dos opciones: o te quedas quieto a ver las consecuencias o las enfrentas para superarlas. Recuerda, tú puedes resolverlo.

Por Cristian Mendoza Vázquez

IMAGEN: Diseñada por freepik.com/kjpargeter

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Revista 7 – Marzo 2021

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